04 julio 2008

BIOGRAFIAS R.C.D. ESPANYOL - CANITO

Alineacion ultima victoria (1-3) en el Camp Nou 28-3-1982. De pie: Canito, Miguel Angel, Job, Molinos, Escalza, Custers. Agachados: Urbano, Lauridsen, Gimenez, Vilches y Marañon.

Quisiera empezar aquí esta sección dedicada a grandes personajes del RCD ESPANYOL, con la historia de un jugador que, para los pericos es todo un simbolo. Su historia deportiva, la que le hizo grande, transcurrió hace ya casi 30 años, entre eso y su triste final no goza del recuerdo y admiración que a mi modesto entender debiera tener.

Nacido en Llavorsí (Lleida) el 22 de Abril de 1956. Su padre murió cuando él era muy pequeño y su madre lo internó en el colegio La Salle de Nuestra Señora del Port de Barcelona (barrio en el que yo naci y vivi), donde se crió entre huérfanos y abandonados. Como en su día pronosticó el mítico Kubala, nuestro protagonista “podría haber sido el mejor líbero de la historia del fútbol español”. Sin embargo, la carrera de José López Cano “Canito”, se malogró por su carácter difícil y complicado, y nunca tuvo el reconocimiento que su gran clase mereció. Formado en la cantera del C. At. Iberia (equipo donde yo jugué de infantil y juvenil), Canito muy pronto destacó como un defensa de extraordinaria colocación, cuya virtud más sobresaliente era la de ser uno de esos tipos que viven adivinando el pase del contrario. Ganaba por anticipación, no rehuía el choque y conocía los secretos del juego. Recaló en el Lloret, y fue allí donde, al coincidir con otro Cano, se le empezó a llamar Canito. Los dos Cano y Ventura formaron un trío tan famoso en la localidad de la costa gerundense que el Espanyol se interesó por él. Canito pasó el examen, salvó la reválida como cedido en el Lleida y regresó al Espanyol, donde José Emilio Santamaría le hizo debutar, con 20 años, en un partido contra el Real Madrid, que ganó el conjunto catalán (4-1). Luego vino la mili, la cesión al Cádiz, aquella tarde en el Camp Nou en que le hizo un globo a Cruyff y la vuelta al Espanyol. Por fin pudo comprarse un 1430 metalizado, gastarse 250.000 pesetas en un traje exclusivo, salir con la rubia más despampanante de Bocaccio, llenar de regalos a sus amigos de las casas baratas y costearle un viaje a Estados Unidos a un compañero. Después de un rosario de partidos excelentes, donde su reputación como defensa imperial traspasó las fronteras españolas, el Barça se planteó su fichaje. Josep Lluís Núñez dio un golpe de efecto, se adelantó al interés del Real Madrid y el Atlético y le fichó por 50 millones de las antiguas pesetas en 1979. Eran tiempos en los que el genial Canito había llegado a vestir la camiseta de la selección española, ya que en el año 1977 fue por Ladislao Kubala, siendo después internacional en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, en los que marcó un gol frente a Israel. Lo peor es que ni siquiera el Camp Nou le amilanó, y mantuvo su conducta extraña: llegó a aplaudir ante su propia afición azulgrana los goles pericos de Morel en Alicante o de Urbano en el Bernabéu y explotó en un partido de Copa contra el Lleida, cuando, expulsado, abandonó el estadio haciendo un corte de mangas. Teniendo todavía ficha con el Barcelona, se fue de gira por Suramérica con el Espanyol de Maguregui. Entonces el Betis le ofreció un contrato por tres temporadas. Allí quedan recuerdos de su boda y de sus excentricidades. Una mañana pidió cambio de 5.000 pesetas en billetes de 100, y a cada niño que le pedía un autógrafo le daba 20 duros. Bastaba decir que cualquiera podía ir de su parte a comer en un conocido restaurante que luego le pasaba la factura.Harto de que en Sevilla se hablara mejor de Mantilla que de él, se largó al Zaragoza. Momentos antes de coger el avión se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar el billete: acababa de prestarle 100.000 pesetas a un amigo. Pasó un año en el Os Belenenses, regresó al Lloret y se retiró asegurando que el fútbol le aburría. Volvió fugazmente para jugar sin cobrar en el modesto Gimnàstic Iberiana, el club de su barrio. A partir de entonces su vida fue dando tumbos. Muchos de sus ex compañeros le ayudaron. Pasó muchas dificultades económicas y no acabó de resolver sus problemas con las drogas. Realizó algunos trabajos modestos, vivió como pudo y poco a poco fue dejándose de saber de él. La crónica de una muerte anunciada llegaría cuando José Cano López, Canito, aparecía muerto en la provincia de Tarragona, en La Pobla de Montornès. Apenas tenía 44 años, y había pasado sus últimos días postrado en una cama, consumido por el camino del exceso y por una larga enfermedad. Tuvo las mejores condiciones para el fútbol, tuvo el triunfo en la mano, y acabó triturado por una infancia durísima, porque muchos se aprovecharon de él y porque nunca logró apartarse del fatalismo de las drogas. Canito era todo corazón. Pudo haber sido uno de los mejores líberos de la historia del fútbol, pero acabó siendo una víctima más de esa trágica colección de juguetes rotos que sucumben al otro lado de la trinchera, en el lado más siniestro y oculto del mundo del fútbol. Canito fue mitad corazón de león, mitad juguete roto.

Los goles de aquel Barça - Espanyol.

La historia de Canito.

http://www.cadenaser.com/deportes/audios/historia-sagrada-futbol-jose-antonio-martin-peton-15-05-08/csrcsrpor/20080516csrcsrdep_2/Aes/

Fuentes de información: http://elhacha.wordpress.com/ , http://www.elpais.com/articulo/deportes/Canito/adios/estrella/truncada/elpepidep/20001126elpepidep_5/Tes/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que maravilha de Post.
Parabems pelo trabalho e pela escolha deste topic, me alegro muito por trabalhos como este! Obrigado pela dedicacao!

Anónimo dijo...

Soy josé de sant boi del llobregat, me ha encantado la historia de canito aunque la conocía, soy españolista, socio, entrenador de futbol base y solo decirte que me ha encantado que gente como tu se acuerde de personas que hicieron nuestro club mas grande y sobre todo que pregones tu españolismo a tantos quilometros de distancia. Saludos.